La sana crítica es el sistema de valoración de la prueba que combina ciencia y experiencia, permitiendo al juez analizar la información probatoria de forma razonada y objetiva. No se limita únicamente a la lógica o a la psicología, sino que incorpora saberes sociológicos, históricos y económicos, lo que garantiza una comprensión más amplia de los hechos controvertidos. Reducirla a simples reglas psicológicas o lógicas es un error que empobrece el análisis probatorio.
El carácter abierto de la sana crítica en el proceso judicial permite al juez aplicar diferentes ciencias según la naturaleza del caso, sin apartarse del marco racional. Esta metodología no significa absoluta libertad, pues exige un examen crítico, exhaustivo y transparente de cada fuente de prueba. El juez no puede limitarse a describir pruebas, sino que debe valorarlas sistemáticamente y confrontar los argumentos de oposición planteados por las partes.
En definitiva, la sana crítica en derecho procesal no otorga discrecionalidad ilimitada, sino un método riguroso basado en la razón crítica. A diferencia de la prueba tasada o de la íntima convicción, este sistema exige fundamentación científica y permite la refutación de las conclusiones. Solo así se fortalece la imparcialidad judicial y se alcanza un conocimiento claro y fiable de los hechos, asegurando decisiones procesales coherentes y legítimas.
Este artículo forma parte del libro “NOCIONES DE CASACIÓN: Aplicación en el ámbito civil, mercantil, laboral, ambiental y de familia”, que será publicado en el año 2025 por la Universidad de El Salvador.
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