Investigación y conocimiento: La investigación tiene por objeto resolver problemas. Los problemas, metodológicamente hablando, expresan una situación carente de respuesta. La respuesta o solución es una cuestión de conocimiento.
Según su naturaleza o tipología, la investigación aplicada contribuye a la producción de un conocimiento nuevo o a refutar uno ya existente. Por ejemplo, la metodología cuantitativa, conocida como deductiva o explicativa, puede falsar la teoría que explica determinados hechos de la realidad, cuando no logra superar los tests a los que es sometida. Va de la teoría a los hechos.
Imagínese, por ejemplo, que el investigador quiere conocer si la teoría de la gravedad conserva su poder explicativo en determinadas condiciones materiales. Para ello, con la teoría elabora una respuesta tentativa (hipótesis) a su interrogante (problema enunciado). Y según los resultados de los tests, puede seguir conservando su hipótesis o descartarla por completo.
Similar situación acontece cuando se utiliza, por ejemplo, una teoría de naturaleza económica, sociológica o demográfica, para explicar determinados fenómenos de la realidad social.
Por su parte, la metodología cualitativa, conocida como inductiva o comprensiva, explora la interpretación, llanamente subjetiva, que los individuos realizan de los fenómenos de la realidad, obteniendo o produciendo un conocimiento que no se poseía. Va de los hechos a la teoría.
Piénsese, por ejemplo, que el investigador desea conocer cuál es el significado que determinados niños le atribuyen a la pobreza. En tal caso, el investigador carece de una teoría que enuncie cuál es el significado que “esos” niños le otorgan a dicho fenómeno. No podría, por tanto, someter la teoría a sus tests. Lo que podría pretender es obtenerla o construirla.
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El problema de investigación
Se investigan problemas, no temas (Popper, K. p. 95). Si el investigador carece de un auténtico problema de investigación, aunque el tema sea sumamente atractivo, dicha investigación resulta intrascendente. Los centros de estudio y los maestros, cualquiera que sea la jerarquía y la función que desempeñen, deben poseer claridad al respecto.
El tema, es decir, el segmento de la realidad al que se refiere la investigación (por ejemplo, desarrollo humano, Estado de derecho, violencia intrafamiliar o medio ambiente), no expresa una situación carente de respuesta, de modo que su abordaje no aumenta el conocimiento ni sostiene el existente. No permite progresar en el camino hacia el conocimiento y la verdad.
En términos metodológicos, resultan intrascendentes las investigaciones puramente descriptivas del tema. Por ejemplo, las “investigaciones” que se limitan a describir las causas y consecuencias de la violencia intrafamiliar. Este tipo de “investigaciones” no solo han sido desarrolladas con mucha frecuencia, sino que en la mayoría de ocasiones carecen de un auténtico problema de investigación.
Basta con preguntarse cuál es el aspecto que carece de respuesta sobre las causas o consecuencias de la violencia intrafamiliar (tomando en consideración la abundante teoría que sobre el tema en cuestión existe y, sobre todo, que el investigador no logra justificar por qué esa teoría es insuficiente o errónea), para concluir que, en realidad, de lo que se carece es de un problema de investigación.
Cuando el investigador se limita a describir las causas de la violencia intrafamiliar, lo que hace es repetir información ya disponible, bajo la forma de transcripción o paráfrasis, de modo que el conocimiento disponible gira sobre sí mismo, sin que permita aumentarlo o falsearlo a través de los respectivos tests.
No es lo mismo limitarse a describir las consecuencias de la violencia intrafamiliar, que investigar si la teoría acerca de la violencia estructural (en la forma concebida por Johan Galtung -2016, p. 150-) posee poder explicativo sobre el fenómeno de la violencia intrafamiliar, al grado de preguntarse: ¿La violencia intrafamiliar es una forma de violencia estructural?
Si no existe teoría al respecto o si la misma es deficiente, el investigador podría seguir profundizando en el tema hasta vislumbrar un auténtico problema de investigación. Podría reflexionar, por ejemplo, sobre las herramientas jurídicas disponibles, o posibles, para prevenir y reprimir la violencia intrafamiliar, concebida, ahora sí, como una forma de violencia estructural, y de ello derivar un genuino problema de investigación.
Es cierto que los problemas anidan en el tema de investigación, en virtud de que la situación carente de respuesta pertenece a un segmento de la realidad. Aunque la realidad es una, el pensamiento tiene la capacidad de dividirla con fines de organización y administración de los recursos para aprehenderla y comprenderla. No obstante, el epicentro de la investigación sigue siendo el problema y no el tema.
La ciencia, en definitiva, ha avanzado de problema en problema y no de hipótesis tras hipótesis.
Epistemología
El conocimiento es resultado. Deriva de una fuente. Por ejemplo, de la observación (es decir, de los sentidos), según el empirismo; o del intelecto, de acuerdo al racionalismo. Cualquiera que sea la fuente de conocimiento, la ciencia se interesa en conocer las formas de conocer.
Existe, entonces, un conocimiento del conocimiento que “no está disociado de la vida humana ni de la realidad social” (Morin, E., 2006, p. 27). La epistemología estudia los fundamentos, los métodos y el origen del conocimiento. Se esfuerza por conocer el conocimiento del conocimiento. Cada sociedad histórica ha validado sus procesos de construcción del saber.
Lo que interesa destacar es que el conocimiento supone categorías relativas al objeto de conocimiento y pre-categorías relativas al conocimiento del conocimiento de ese objeto; es decir, un saber del objeto que se investiga y un saber del saber acerca del objeto investigado.
El investigador dispone de conceptos que le permiten conocer (y explicar) el contenido del objeto de estudio, así como conceptos que posibilitan el conocimiento de ese conocimiento. Y sobre esto último, el conocimiento del conocimiento supone la capacidad de captar los fenómenos de la realidad acerca de los cuales se desea teorizar y explicar.
Lo epistemológico y lo teórico
Siguiendo a Hugo Zemelman, puede afirmarse que en la relación de conocimiento es importante distinguir el momento epistemológico y el momento teórico. Determinados conceptos, en el primer momento, desempeñan una función epistemológica, y en el segundo, una función teórica.
Según el referido autor, “la función epistemológica permite organizar la aprehensión que consiste en reconocer la base de la realidad para teorizaciones posibles sin llegar a determinar su contenido. Como ilustración puede mencionarse el concepto de relación de producción, que organiza la aprehensión en cuanto cumple la función de delimitar de cierta manera a la realidad (sin perjuicio de que, a la vez, pueda cumplir una función teórico-explicativa)” (Zemelman, H., 1987, p. 55).
El saber epistemológico, entonces, permite captar observables, es decir, aprehender los fenómenos de la realidad dentro de los límites del concepto a que se refiere su contenido. Implica la apertura de la razón hacia la realidad, en el sentido de que permite penetrarla y, seguidamente, captarla para explicarla.
El concepto de relación de producción, ha dicho Zemelman, “si se emplea en su acepción epistemológica, sirve para definir conceptos capaces de dar cuenta de fenómenos que son reconocibles sólo cuando la realidad es delimitada de acuerdo con él; pero no de otro modo. Lo mismo sucede con el concepto de clase, que sirve de base para forjar una serie de conceptos que den cuenta de realidades complejas, que solamente se pueden llegar a reconocer si son delimitadas de acuerdo con dicho concepto” (Zemelman, H., 1987, p. 55).
A modo de ejemplo, imagínese que usted tiene la posibilidad de viajar en el tiempo. Viaja a épocas en las que impera el esclavismo y luego a épocas en las que impera el feudalismo. Usted, que dispone del concepto de clase, habrá observado que, en el esclavismo, existen formaciones sociales entre amos y esclavos; y que, en el feudalismo, esas formaciones se dan entre señores y vasallos. Sobre la base de dicha observación, usted ha captado fenómenos que corresponden a la clase.
Usted ha aprehendido imágenes de la realidad dentro del contenido del concepto de clase, es decir, la ha organizado en relación a las herramientas de un saber que cumple una función epistemológica. Aunque el concepto de clase no exista en el esclavismo o en el feudalismo, usted ha penetrado dichas realidades de forma conceptual y las ha organizado de tal modo que puede captar el objeto en el que se centra su interés. Hasta entonces, y sólo así, podrá teorizar y explicar el contenido del mismo.
Ahora bien, en lugar de viajar, usted investiga y reflexiona con los insumos conceptuales disponibles. La lógica de captación o aprehensión-cognitiva es la misma.
La función teoría se ejerce en un momento posterior. Cuando los observables han sido captados, es posible escudriñar su contenido, para explicar, por ejemplo, sus relaciones, propiedades, características, comportamientos e implicaciones. En efecto, la posibilidad de generar explicaciones depende de la aprehensión del objeto de investigación. Esta función se apropia de la realidad, no por la captación de la imagen observable, sino por la explicación de su contenido.
En el supuesto mencionado, el viajante, que ha captado la presencia de clases en el esclavismo y el feudalismo, e incluso en el capitalismo, podrá reflexionar sobre la estructura, la función, la composición y las características de las mismas, hasta concluir, por ejemplo, que la lucha entre las mismas se constituye como el motor de la historia, para explicar lo relativo al cambio social.
La teorización pertenece a un momento posterior, a un escenario preparado por la función epistemológica, en tanto que la aprehensión de la realidad por parte de la razón es la que permite descubrir o construir la teoría.
Saber epistemológico e investigación
La resolución de problemas a través de la investigación requiere que el investigador identifique y prepare un mínimo de herramientas conceptuales; las cuales, como se ha visto, pueden cumplir una función epistemológica o una función teórica.
Si desea investigar sobre la violencia de género en contextos virtuales, el investigador haría uso de ciertas categorías conceptuales claves, como el concepto de violencia de género. Este concepto, por ejemplo, podría desempeñar una función epistemológica, porque permite identificar hechos que sólo son observables en la medida en que se organizan dentro de sus límites.
En el proceso de construcción del saber, es necesario comprender que la aprehensión permite la explicación, en tanto que lo epistemológico precede a lo teórico.
Referencias
- GALTUNG, Johan, La violencia: cultural, estructural y directa, en “Cuadernos de Estrategia 183”, Instituto Español de Estudios Estratégicos, 2016.
- MORIN, Edgar, El método III, Ediciones Cátedra, 2006.
- POPPER, Karl, Conjeturas y refutaciones, traducción de Néstor Míguez, Ediciones Paidós, Barcelona, 1983.
- ZEMELMAN, Hugo, La totalidad como perspectiva de descubrimiento, en “Revista mexicana de Sociología”, Vol. 49, N.° 1, enero-marzo, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987.
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